jueves, octubre 12, 2006

Señora Juana

Ya había pasado más de 45 minutos y la conversación cada vez perdía más fuerza, los temas disminuían y la tarjeta pre pago se agotaba.

La suerte estuvo conmigo ese día (domingo). Dos meses atrás intente comunicarme. Lástima, no tuve éxito. Aquella voz me regresó a mi infancia, a esa lejana imagen que tuve de ella. Ahora esta en los Estados Unidos, exactamente en Texas. La última vez que la vi fue a finales del 2005 cuando, por casualidades del destino, con un grupo de estudiantes viajábamos a Lima a un congreso. Por esas mismas fechas, ella arribaba a Lima a visitar a sus parientes. Y aunque costo llegar al lugar de encuentro, por fin sucedió. Ella estaba tal cual me la imaginaba (con unos kilitos extras). Fue rara la sensación al verla. Era la tía a la cual guardo mayor afecto, el cual se tradujo en un fuerte abrazo. Luego vinieron los cuanto has crecido, que guapo que estas (cosas que solo una tía te las puede decir). Por esas cosas de la vida mi onomástico estaba cerca y, por suerte, aquella mujer se acordó de la fecha y -lo admito- una de las razones por las que fui a verla era por un regalo. Y aunque gran regalo fue su presencia, no basto con eso para ella. Una billetera y 20 verdes dentro de la misma fue el presente.

Aquella voz que me regresó a la infancia y recordé lo mucho que la teníamos presente, siempre en conversaciones familiares o con otros primos.

¿Cómo puedes querer tanto a una persona que solo has visto 2 veces en tu vida ( 3 dice mi madre)?

La primera vez que dicen que la vi estaba yo muy pequeño (1 año) y sucedió en Jaén, aquella tierra entrañable cubierta por verdes valles y grandes ríos.

La segunda sí la recuerdo, y es que estaba ya crecidito (8 años). Sucedió en Lima, en 1992. Ese año, la navidad se torno una reunión familiar. Estaba reunido frente a casi todos mis tíos y primos, demás familiares y colados. Recuerdo su compañía, su desprendimiento. Tal vez por eso es una de mis tías a las cuales mas recuerdo (y no se vale picar el resto de familiares). Con ella aprendí a pescar, gracias a un pequeño juego mezcla de carrusel que consistía en pegar unos pequeños pescaditos que de rato en rato abrían la boca y simplemente tenías que acercar un palo que en la punta tenía un imán. Ahora parece fácil pero en ese momento no lo era, créeme.

Ahora que la tengo del otro lado de la línea ya no sé que decirle mas me la imagino cansada sentada en su sofá, alegre porque su sobrino se acordó de llamarla.

La tarjeta caducó.

1 Comments:

Blogger Admin said...

y no compraste otra, so codo!!!
jajaja... weno demasiado afecto derramado cual miel de oso (valga resaltar lo de OSO) sobre la pantalla. Tu sensibilidad es harta, y permite que aprecies y distingas muy profundamente cosas a las que solemos no dar valor. La Señora Juana resulta pues un pretexto para abrir una puerta más de un alma feeling. Advertencia: Tocar con cuidado. Un abrazo :)

1:47 p. m.  

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