sábado, noviembre 18, 2006

Believe

Calor, mucho calor. El viaje se torno largo y muy lento. La cabina del bus parecía un sauna. La ruta a Jaén siempre me habia parecido excelente, mas no ese día. Lo único que quería era llegar a mi casita y desparramar mi humanidad en mi ducha y calmar el calor.

Bienvenidos a Pucará proclamaba el cartel al lado del camino, ya solo faltaba 1 hora para llegar a mi destino. Recordé capítulos de mi infancia que ya daba por borrados, esos días en familia bañándonos en el río, yendo a visitar a los amigos de mi papá, las largas esperas en la carretera esperando un colectivo para regresar a casa. De repente una voz me despertó de mis recuerdos...

...Gaseosas, aguassss, gaseosassssss, el carro se había detenido a la entrada de Pucará, a la derecha e izquierda inmensos cerros, una niña, una pequeña niña ofrecía aguas, lo único que tuve que hacer es decirle a mi hermana que se tire para atrás y que me de permiso para asomarme por su ventana, ahí estaba ella con un balde con agua, donde conservaba las botellas. A cuanto el agua, un sol cincuenta joven. OK tienes cambio de 2 soles le conteste, movió su cabecita en señal de afirmación. Por fin apagaría el volcán. Tras de la niña un puesto de vigilancia y policías, era el motivo por el cual el bus se detuvo, no me intereso, lo único que quería era alcanzar mi agua. Reviso mi canguro y me dispongo a darle mi moneda de 2 soles a la pequeña (que difícil es tirar una moneda desde el 2do nivel de un bus) al parecer la moneda pensó lo mismo o es que la lance mal. Esta empezó a rodar por la carretera haciendo que la niña vaya en busca de ella y de este modo alejándose del bus. Mi preocupación incremento cuando el bus comenzó a avanzar. Al parecer el chofer no se percato del trato en el que me encontraba, ni la policía. Simplemente arranco y dejo atrás, a la niña, a mi moneda y lo más importante, mi agua.

Retumbo el asiento con las risas de mi hermana y, entre la cólera, esboce una sonrisa, y como dice la canción, resignación, resignación. Había perdido mi última moneda.

El bus se detuvo nuevamente, ahora por una congestión vehicular, había avanzado al menos 200 metros desde donde solté la moneda y aunque aún estaba cerca no quise asomarme por la ventana para ver si la niña seguía ahí, además era de noche, 7 PM aproximadamente. Mi hermana si tuvo el atrevimiento de mirar y vio a lo lejos a la niña. Era la niña que venia corriendo tras el bus y con la botella de agua en la mano izquierda. Corría tan rápido que ni Car Lewis la hubiera alcanzado. Increíble pensé, me asome por la ventana y efectivamente, ella estaba parada al lado de mi ventana mirándome lista para lanzarme la botella, y yo listo para atraparla. Final feliz. Me conmovió la honestidad de esa pequeña. Inmediatamente recordé la campaña donde sale el pecosa Ramírez proliferando los valores que están en ti son los valores del Perú.

Tal vez esa pequeña nunca haya visto dicha campaña publicitaria, tal vez ni siquiera vea televisión. En un lugar donde no llega la señal del celular. Esa niña movió mis fibras sentimentales.

En época electoral donde todos los candidatos prometen y prometen y no hay nada de honestidad en lo que dicen, una niña les da una lección invaluable. Ten por seguro que si esta niña con sus 9 años aproximadamente y con 1,20 de estatura, postularía a la presidencia, tendría mi voto incondicionalmente.

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martes, noviembre 07, 2006

Campaña Publicidad: Multicines Primavera - Celu - Baño - Examen